viernes, 30 de mayo de 2014

CUENTO DEL CONCURSO

Respetada tutora y compañeros ,mi nombre es KERIS RIOS BUSTOS. Aquí les comparto el cuento con el cual participe en el concurso nacional.
Espero que les guste.

Mi amada alma gemela

Jenny entro feliz a la sala de la casa de Alex, él estaba sentado frente al televisor viendo su programa favorito, Jenny era para él, nada más y nada menos que un amor platónico de infancia, mientras él era para ella el mejor amigo que pudiera desear. Contenta se sentó en el sofá junto a él y dijo
- ¿Adivina qué? – Alex saco de lleno su atención de la pantalla y compartiendo su alegría pregunto interesado
- Me voy a estudiar a Argentina – dijo Jenny suavemente. Alex sintió ahogarse de la tristeza, aquel momento pareció ir en cámara lenta mientras lo procesaba
- El vuelo saldrá en tres días – prosiguió ella. Alex trago saliva y simulando felicidad la felicito dándole buenos deseos. Había planeado por tanto tiempo el contarle de sus sentimientos por ella, sin embargo ni siquiera con el riesgo de no volver a su lado fue capaz de pronunciar las palabras necesarias.

El día en que Jenny partiría, era contrariamente a sus sentimientos, un día soleado y alegre de clima agradable y de brisa fresca. En el aeropuerto fue el último en despedirse de ella, abrazándola fuertemente, susurro en su oído
- Tengo algo que darte – metió la mano en su bolsillo y saco una pequeña carta que entrego a Jenny con ojos melancólicos
-Léela solo cuando realmente me extrañes –dijo él con rostro esperanzado,  en ese instante Jenny pensó que no quería separarse de Alex, era un sentimiento de fuerzas extraordinarias. Sin embargo, y tras el último abrazo, vio por la ventanilla como se alejaban los aposentos de su infancia, y a  Alex saludando lentamente con una sonrisa. Aquel simple gesto hizo que algo en su interior se retorciera, algo en su corazón se quebró al verse tan lejos de aquella persona.

Llegada a Argentina, inicio sus estudios y fue excelente en ellos en todos los sentidos, conoció mucha gente, personas diferentes, una nueva vida. La carta de Alex estuvo guardada en una caja sobre una repisa por largo tiempo,  Jenny se olvidó por completo de eso, algunas veces recordaba, a su amigo de infancia, sin embrago nunca recordó la carta.

Un día, buscaba unos documentos importantes para su trabajo, recordó que los había dejado sobre una repisa al lado de unas cajas, de rapidez halo los papeles y se vinieron abajo las cajas que había sobre esta. Se arrodillo, y comenzó a recoger todo, entonces encontró una foto suya junto a un muchacho conocido de su infancia, era Alex, el niño sonriente con una ventana entre los dientes, disfrazado del conde Drácula, al lado de una princesa de algodón rosa. La nostalgia invadió sus pensamientos. Junto a esta foto, había muchas otras, comenzó a recordar a Alex, mientras veía una a una las fotos, de pronto sintió extrañarlo fuertemente, era una extraña sensación comparable, a la que suelen llamar amor dulce. Habían pasado ya 4 años desde que estaba viviendo en Argentina. Entonces mientras removía las fotos, salió a la luz el valioso documento de aquella vez en el aeropuerto
- Léela solo cuando realmente me extrañes- Recordó esas palabras, aquel sentimiento debía ser el indicado – realmente te extraño – admitió para sus adentros. Tomo la carta en las manos y la abrió en silencio.

‘’ Somos almas gemelas, siempre he creído que tú y yo al principio éramos una sola, pero que fuimos separadas por el destino, y solo busco la manera de volver a unirnos y volver a ser una. Siento algo desde hace tiempo, y no sé porque, pero tú y yo sabemos que es mucho más fuerte que un vínculo tan simple como una amistad.  Cualquiera podría notarlo a kilómetros, después de todo la vida es caprichosa y siempre nos lleva por los senderos que ella quiere, y yo te encontré a ti sin hacer ni el esfuerzo de buscarte, después de todo solo con conocer perfectamente mi interior podía hacer una réplica perfecta de ti. Nunca he sido de humor agradable, excepto cuando estas cerca de mí, siempre miraba la figura de tus labios al hablarme y me quedaba idiotizado, eso explica porque nunca entendía de que me hablabas, eres tú, y siempre lo has sido, eres mi alma gemela, no necesito buscar en ningún otro lugar, a nadie más,  con tenerte a mi lado es suficiente, mi amiga, mi amada, cuanto me duele no haber confesado estos sentimientos tan fuertes, antes de que te fueras, solo sé que ahora que no estas no me quedare de brazos cruzados, si te vas no voy a conformarme con solo ser amigos, mi amor por ti es grande, porque tú eres la única capaz de comprenderme, eres la única persona que puede tenerme y a la única a la que quiero tener, si lees esto, al fin te habrás dado cuenta de lo mucho que te extraño, y lo necesario que es para mí que mi amada alma gemela regrese  con migo. Te amo.
Alex. ’’

Las lágrimas brotaron poco a poco de sus ojos,   y poco a poco su sentimiento floreció, aquellas palabras eran lo más hermoso que su alma y su corazón podían haber leído, algo en su corazón se había roto el día que se alejó de él y eso mismo rogaba a gritos, volver a Alex
- Ahora lo entiendo- pensó, en ese momento se dio cuenta de que era hora de regresar.  Sin embrago no sería en ese momento. Aquel sentimiento roto tendría que esperar pues su conferencia de trabajo era una prioridad, debía volver lo más pronto posible, pero por ahora no había manera de que abandonara a sus colegas.

 En el universo, no hay vínculo de sentimiento más fuerte que dos almas que se llaman una a la otra por necesidad. Es como cuando una madre necesita a su hijo, y si a este le sucediera algo ella lo sentirá en su alma.
Alex caminaba de regreso a casa del edificio corporativo donde trabajaba; era una noche lluviosa, de calles solitarias, donde apenas si cruzaban algunos autos de los que solo podía distinguirse los dos faros encendidos entre las gotas que caían torrencialmente de las negras nubes. De pronto paso por su mente la imagen de una niña de risos dorados, corriendo en una verde pradera vestida de princesa de algodón rosa, era Jenny, si era claro que la recordaba a diario, pero esta vez la recordaba muy especialmente. Firme a su promesa en la carta a su alma gemela no busco en otras mujeres lo que ya había encontrado en ella. De la oscuridad a sus espaldas sintió un puñal cercano a su dorso, casi a punto de hundirse en su carne
- Dame todo lo que tengas- dijo la oscuridad – o mueres aquí mismo –
Dio un poco la vuelta a su cabeza y vio unos ojos malignos exigiendo sus pertenencias con frialdad. Sin embrago, su cuerpo no reacciono como esperaría, y quedo paralizado sin saber huir ni sacar la billetera, la oscuridad impaciente hundió inclemente el puñal en su costado derecho y asesto otra puñalada cerca del mismo sitio para asegurar su inmovilidad, Un trueno opaco sus gritos de dolor y agonía.

Al tiempo, Jenny fue despertada por uno de estos rugidos celestes, en Argentina también llovía en el momento, de pronto paso por su mente la imagen de un niño de cabello castaño corriendo en una verde pradera disfrazado del conde Drácula, era la imagen más nítida de Alex que hubiera podido pasar frente a sus ojos, su corazón tembló y no podía dejar de pensar en Alex. Su corazón no pudo aguantar tal angustia desconocida. Al día siguiente,  partió a la capital Colombiana en el primer vuelo del día. Aquellas siete horas de viaje habían sido tal vez las siete horas más largas y tortuosas de su vida.

Al llegar se fue de inmediato a la casa de la señora Rosaicella, madre de Alexander Rivera,  esperando encontrarse con Alex rápidamente, se paró frente a la puerta y toco el timbre desesperada, después de cinco minutos sin respuesta alguna, su impaciencia la obligo a tocarlo hasta que le respondieran, hasta que al fin asomo la hermana mayor de Alex vestida como si fuera a salir. Al ver a Jenny de vuelta a su tierra natal, y desconsolada por su hermano, no encontró otro remedio más a sus pesares que echarse a los hombros de Jenny y llorar desconsoladamente. Jenny la acogió en sus brazos aun sin comprender el motivo de su llanto
- Oh Jenny  – que bueno que estas de regreso- y se retiro un poco para respirar y limpiarse las lágrimas.
-¿le paso algo a Alex verdad?- dijo Jenny de inmediato,  Danna asintió con la cabeza tratando de aguantar el diluvio de lágrimas que salían de sus ojos
- ¿qué le paso?- grito preocupada, Danna respiro un poco y dijo en tono melancólico                              –acompáñame-

Pararon un taxi, y durante el camino, Jenny se enteró de lo acontecido. Su recuerdo constante, su desespero por regresar con Alex, todo fue tomando sentido en cada palabra que Danna decía, de cómo lo encontró su madre sangrando en la acera mientras la lluvia caía, porque sintió doler su corazón y salió a ver porque se preocupaba, y su rostro amedrentado por el dolor de ver a su hijo agonizando.

Llegaron al hospital donde Alex no paraba de complicarse, Jenny subió corriendo hacia su encuentro sin esperar a que le dijeran en donde estaba
- Puedo saberlo-  pensaba  - después de todo, somos almas gemelas- y avanzo por los diferentes corredores.

Alex respiraba con dificultad en una camilla, con los ojos perdidos en la nada, su madre estaba recostada a su lado sobando su mano mientras cantaba canciones de cuna suavemente
- Jenny…- balbuceo Alex mientras se dibujaba una leve sonrisa en su rostro, su madre no logro entender que fue lo que dijo – ¿qué dijiste?- y se acercó, para oírlo decir –volvió-
En ese instante apareció Jenny. Al verlo, aquello que se quebró cuando lo vio tras la ventanilla del avión hacia 4 años, pareció restablecerse, pero tal dicha no quitaba su preocupación
-¡Jenny!- dijo la señora Rosaicella –eres tú de quien hablaba –
Ella no entendió, enseguida se sentó a su lado y tomo fuertemente su mano
-Jenny…- decía Alex con dificultad
-sí, aquí estoy, perdóname por no haber llegado antes…- y enseguida las lágrimas llenaron sus ojos, Alex sonrió y apretó fuertemente su mano
-no quería…-respiro hondo para proseguir -… que vinieras a mí para verte llorar-
En ese momento el doctor encargado de Alex entro mirando una planilla con gravedad
-¿qué noticias hay doctor?- pregunto con ojos suplicantes la señora Rosaicella, el doctor miro por sobre sus gafas, trago saliva y suspiro
- Lamento ser portador de malas noticias- freno un momento y vio a una chica sentada al lado de su paciente, esto sería difícil –Alex presenta una grave lesión en su pulmón derecho, no sé cómo se ha mantenido vivo hasta ahora, y la infección por las condiciones en que fue apuñalado sigue avanzando- el médico pauso un momento, y vio a Alex respirando con la boca abierta bajo su máscara de oxígeno, y la mirada de aquella chica de rizos dorados no lo dejaba continuar con su pronóstico, suspiro hondo y dijo –eso es todo, haremos todo lo posible para que se salve- y miro a la madre que ya comenzaba a llorar – pero… no prometemos nada- dicho esto, salió tan lentamente como entro.

Alex siguió complicándose cada vez más, día tras día había más avance de la infección en su organismo, Jenny no se separó de él ni un segundo, siempre estaba sentada a su lado.

-¿Recuerdas mi disfraz de princesa de algodón Rosa?- decía suavemente.
-Cuando salgas de este hospital, haremos una fiesta… invitaremos a todos, a Danna también la vamos a invitar y a todos nuestros compañeros de escuela….-
-Jenny…- interrumpió suavemente Alex – ¿me amas?-
Jenny sintió un nudo en la garganta cuando escucho la pregunta, con las lágrimas un poco flojas
- si…-   sin nada más. Alex sonrió y cerró los ojos
- Me alegro de haber podido verte una vez más- respiro hondo –aunque sea la última-
-¿Qué estás diciendo...?
- me alegro de poder haber estado a tu lado en mis últimos momentos…- las lágrimas asomaron de inmediato –no…- decía Jenny sollozando
-…Mi amada…- y su mano se aflojo lentamente mientras su espíritu poco a poco abandonaba su cuerpo -…Mi amada alma gemela-
Y La línea roja apareció recta en la máquina de latidos.


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