Mi amada alma gemela
Jenny entro
feliz a la sala de la casa de Alex, él estaba sentado frente al televisor
viendo su programa favorito, Jenny era para él, nada más y nada menos que un
amor platónico de infancia, mientras él era para ella el mejor amigo que
pudiera desear. Contenta se sentó en el sofá junto a él y dijo
- ¿Adivina qué?
– Alex saco de lleno su atención de la pantalla y compartiendo su alegría
pregunto interesado
- Me voy a
estudiar a Argentina – dijo Jenny suavemente. Alex sintió ahogarse de la
tristeza, aquel momento pareció ir en cámara lenta mientras lo procesaba
- El vuelo saldrá
en tres días – prosiguió ella. Alex trago saliva y simulando felicidad la
felicito dándole buenos deseos. Había planeado por tanto tiempo el contarle de
sus sentimientos por ella, sin embargo ni siquiera con el riesgo de no volver a
su lado fue capaz de pronunciar las palabras necesarias.
El día en que
Jenny partiría, era contrariamente a sus sentimientos, un día soleado y alegre
de clima agradable y de brisa fresca. En el aeropuerto fue el último en
despedirse de ella, abrazándola fuertemente, susurro en su oído
- Tengo algo que
darte – metió la mano en su bolsillo y saco una pequeña carta que entrego a
Jenny con ojos melancólicos
-Léela solo
cuando realmente me extrañes –dijo él con rostro esperanzado, en ese instante Jenny pensó que no quería
separarse de Alex, era un sentimiento de fuerzas extraordinarias. Sin embargo,
y tras el último abrazo, vio por la ventanilla como se alejaban los aposentos
de su infancia, y a Alex saludando
lentamente con una sonrisa. Aquel simple gesto hizo que algo en su interior se
retorciera, algo en su corazón se quebró al verse tan lejos de aquella persona.
Llegada a
Argentina, inicio sus estudios y fue excelente en ellos en todos los sentidos,
conoció mucha gente, personas diferentes, una nueva vida. La carta de Alex
estuvo guardada en una caja sobre una repisa por largo tiempo, Jenny se olvidó por completo de eso, algunas
veces recordaba, a su amigo de infancia, sin embrago nunca recordó la carta.
Un día, buscaba
unos documentos importantes para su trabajo, recordó que los había dejado sobre
una repisa al lado de unas cajas, de rapidez halo los papeles y se vinieron
abajo las cajas que había sobre esta. Se arrodillo, y comenzó a recoger todo,
entonces encontró una foto suya junto a un muchacho conocido de su infancia,
era Alex, el niño sonriente con una ventana entre los dientes, disfrazado del
conde Drácula, al lado de una princesa de algodón rosa. La nostalgia invadió
sus pensamientos. Junto a esta foto, había muchas otras, comenzó a recordar a
Alex, mientras veía una a una las fotos, de pronto sintió extrañarlo
fuertemente, era una extraña sensación comparable, a la que suelen llamar amor
dulce. Habían pasado ya 4 años desde que estaba viviendo en Argentina. Entonces
mientras removía las fotos, salió a la luz el valioso documento de aquella vez
en el aeropuerto
- Léela solo
cuando realmente me extrañes- Recordó esas palabras, aquel sentimiento debía
ser el indicado – realmente te extraño – admitió para sus adentros. Tomo la
carta en las manos y la abrió en silencio.
‘’ Somos almas
gemelas, siempre he creído que tú y yo al principio éramos una sola, pero que
fuimos separadas por el destino, y solo busco la manera de volver a unirnos y
volver a ser una. Siento algo desde hace tiempo, y no sé porque, pero tú y yo
sabemos que es mucho más fuerte que un vínculo tan simple como una amistad. Cualquiera podría notarlo a kilómetros,
después de todo la vida es caprichosa y siempre nos lleva por los senderos que
ella quiere, y yo te encontré a ti sin hacer ni el esfuerzo de buscarte,
después de todo solo con conocer perfectamente mi interior podía hacer una
réplica perfecta de ti. Nunca he sido de humor agradable, excepto cuando estas
cerca de mí, siempre miraba la figura de tus labios al hablarme y me quedaba
idiotizado, eso explica porque nunca entendía de que me hablabas, eres tú, y
siempre lo has sido, eres mi alma gemela, no necesito buscar en ningún otro
lugar, a nadie más, con tenerte a mi
lado es suficiente, mi amiga, mi amada, cuanto me duele no haber confesado
estos sentimientos tan fuertes, antes de que te fueras, solo sé que ahora que
no estas no me quedare de brazos cruzados, si te vas no voy a conformarme con
solo ser amigos, mi amor por ti es grande, porque tú eres la única capaz de
comprenderme, eres la única persona que puede tenerme y a la única a la que
quiero tener, si lees esto, al fin te habrás dado cuenta de lo mucho que te
extraño, y lo necesario que es para mí que mi amada alma gemela regrese con migo. Te amo.
Alex. ’’
Las lágrimas brotaron
poco a poco de sus ojos, y poco a poco
su sentimiento floreció, aquellas palabras eran lo más hermoso que su alma y su
corazón podían haber leído, algo en su corazón se había roto el día que se
alejó de él y eso mismo rogaba a gritos, volver a Alex
- Ahora lo
entiendo- pensó, en ese momento se dio cuenta de que era hora de regresar. Sin embrago no sería en ese momento. Aquel
sentimiento roto tendría que esperar pues su conferencia de trabajo era una
prioridad, debía volver lo más pronto posible, pero por ahora no había manera
de que abandonara a sus colegas.
En el universo, no hay vínculo de sentimiento
más fuerte que dos almas que se llaman una a la otra por necesidad. Es como
cuando una madre necesita a su hijo, y si a este le sucediera algo ella lo
sentirá en su alma.
Alex caminaba de
regreso a casa del edificio corporativo donde trabajaba; era una noche
lluviosa, de calles solitarias, donde apenas si cruzaban algunos autos de los
que solo podía distinguirse los dos faros encendidos entre las gotas que caían
torrencialmente de las negras nubes. De pronto paso por su mente la imagen de
una niña de risos dorados, corriendo en una verde pradera vestida de princesa
de algodón rosa, era Jenny, si era claro que la recordaba a diario, pero esta
vez la recordaba muy especialmente. Firme a su promesa en la carta a su alma
gemela no busco en otras mujeres lo que ya había encontrado en ella. De la
oscuridad a sus espaldas sintió un puñal cercano a su dorso, casi a punto de
hundirse en su carne
- Dame todo lo
que tengas- dijo la oscuridad – o mueres aquí mismo –
Dio un poco la
vuelta a su cabeza y vio unos ojos malignos exigiendo sus pertenencias con
frialdad. Sin embrago, su cuerpo no reacciono como esperaría, y quedo
paralizado sin saber huir ni sacar la billetera, la oscuridad impaciente hundió
inclemente el puñal en su costado derecho y asesto otra puñalada cerca del
mismo sitio para asegurar su inmovilidad, Un trueno opaco sus gritos de dolor y
agonía.
Al tiempo, Jenny
fue despertada por uno de estos rugidos celestes, en Argentina también llovía
en el momento, de pronto paso por su mente la imagen de un niño de cabello
castaño corriendo en una verde pradera disfrazado del conde Drácula, era la
imagen más nítida de Alex que hubiera podido pasar frente a sus ojos, su
corazón tembló y no podía dejar de pensar en Alex. Su corazón no pudo aguantar
tal angustia desconocida. Al día siguiente,
partió a la capital Colombiana en el primer vuelo del día. Aquellas siete
horas de viaje habían sido tal vez las siete horas más largas y tortuosas de su
vida.
Al llegar se fue
de inmediato a la casa de la señora Rosaicella, madre de Alexander Rivera, esperando encontrarse con Alex rápidamente,
se paró frente a la puerta y toco el timbre desesperada, después de cinco
minutos sin respuesta alguna, su impaciencia la obligo a tocarlo hasta que le
respondieran, hasta que al fin asomo la hermana mayor de Alex vestida como si
fuera a salir. Al ver a Jenny de vuelta a su tierra natal, y desconsolada por
su hermano, no encontró otro remedio más a sus pesares que echarse a los
hombros de Jenny y llorar desconsoladamente. Jenny la acogió en sus brazos aun
sin comprender el motivo de su llanto
- Oh Jenny – que bueno que estas de regreso- y se retiro
un poco para respirar y limpiarse las lágrimas.
-¿le paso algo a
Alex verdad?- dijo Jenny de inmediato,
Danna asintió con la cabeza tratando de aguantar el diluvio de lágrimas
que salían de sus ojos
- ¿qué le paso?-
grito preocupada, Danna respiro un poco y dijo en tono melancólico –acompáñame-
Pararon un taxi,
y durante el camino, Jenny se enteró de lo acontecido. Su recuerdo constante,
su desespero por regresar con Alex, todo fue tomando sentido en cada palabra
que Danna decía, de cómo lo encontró su madre sangrando en la acera mientras la
lluvia caía, porque sintió doler su corazón y salió a ver porque se preocupaba,
y su rostro amedrentado por el dolor de ver a su hijo agonizando.
Llegaron al
hospital donde Alex no paraba de complicarse, Jenny subió corriendo hacia su
encuentro sin esperar a que le dijeran en donde estaba
- Puedo
saberlo- pensaba - después de todo, somos almas gemelas- y
avanzo por los diferentes corredores.
Alex respiraba
con dificultad en una camilla, con los ojos perdidos en la nada, su madre
estaba recostada a su lado sobando su mano mientras cantaba canciones de cuna
suavemente
- Jenny…-
balbuceo Alex mientras se dibujaba una leve sonrisa en su rostro, su madre no
logro entender que fue lo que dijo – ¿qué dijiste?- y se acercó, para oírlo
decir –volvió-
En ese instante
apareció Jenny. Al verlo, aquello que se quebró cuando lo vio tras la
ventanilla del avión hacia 4 años, pareció restablecerse, pero tal dicha no
quitaba su preocupación
-¡Jenny!- dijo
la señora Rosaicella –eres tú de quien hablaba –
Ella no
entendió, enseguida se sentó a su lado y tomo fuertemente su mano
-Jenny…- decía
Alex con dificultad
-sí, aquí estoy,
perdóname por no haber llegado antes…- y enseguida las lágrimas llenaron sus ojos,
Alex sonrió y apretó fuertemente su mano
-no
quería…-respiro hondo para proseguir -… que vinieras a mí para verte llorar-
En ese momento
el doctor encargado de Alex entro mirando una planilla con gravedad
-¿qué noticias
hay doctor?- pregunto con ojos suplicantes la señora Rosaicella, el doctor miro
por sobre sus gafas, trago saliva y suspiro
- Lamento ser
portador de malas noticias- freno un momento y vio a una chica sentada al lado
de su paciente, esto sería difícil –Alex presenta una grave lesión en su pulmón
derecho, no sé cómo se ha mantenido vivo hasta ahora, y la infección por las
condiciones en que fue apuñalado sigue avanzando- el médico pauso un momento, y
vio a Alex respirando con la boca abierta bajo su máscara de oxígeno, y la
mirada de aquella chica de rizos dorados no lo dejaba continuar con su
pronóstico, suspiro hondo y dijo –eso es todo, haremos todo lo posible para que
se salve- y miro a la madre que ya comenzaba a llorar – pero… no prometemos
nada- dicho esto, salió tan lentamente como entro.
Alex siguió
complicándose cada vez más, día tras día había más avance de la infección en su
organismo, Jenny no se separó de él ni un segundo, siempre estaba sentada a su
lado.
-¿Recuerdas mi
disfraz de princesa de algodón Rosa?- decía suavemente.
-Cuando salgas
de este hospital, haremos una fiesta… invitaremos a todos, a Danna también la
vamos a invitar y a todos nuestros compañeros de escuela….-
-Jenny…-
interrumpió suavemente Alex – ¿me amas?-
Jenny sintió un
nudo en la garganta cuando escucho la pregunta, con las lágrimas un poco flojas
- si…- sin nada más. Alex sonrió y cerró los ojos
- Me alegro de
haber podido verte una vez más- respiro hondo –aunque sea la última-
-¿Qué estás
diciendo...?
- me alegro de
poder haber estado a tu lado en mis últimos momentos…- las lágrimas asomaron de
inmediato –no…- decía Jenny sollozando
-…Mi amada…- y
su mano se aflojo lentamente mientras su espíritu poco a poco abandonaba su
cuerpo -…Mi amada alma gemela-
Y La línea roja
apareció recta en la máquina de latidos.